martes, 18 de agosto de 2009

TIEMPOS MODERNOS.....NO DEJES DE LEERLO

EL TIEMPO PASA Y LAS PAREJAS TAMBIEN SE DESGASTAN



Antes había respeto
Si, antes había respeto, temor de Dios, consideración por los demás, compasión, civismo, ética y tantos otros valores que se han ido perdiendo o transfigurando y degenerando que ahora lo que antes era considerado como malo es bueno, y lo bueno es malo; veamos:
La decadencia social se ve cada vez más acentuada conforme pasan las generaciones, en forma lenta pero continua, sutil pero persistente; nos estamos haciendo como sociedad y como planeta, más fríos, más crueles, insensibles, groseros, agresivos, impulcros, inconcientes, incivilizados, desordenados, irrespetuosos, intolerantes, pero sobre todo; cínicos y desvergonzados y esto se podría explicar con el análisis de cómo desde hace aproximadamente, entre cuarenta y cincuenta años; empezó esta falta de interés o descuido o como se llame, de cómo crecen y son “educados” los niños y jóvenes de hoy, que reciben cada vez más información de los medios que de nosotros, de la calle que de su casa, y por supuesto están creciendo con la idea de que el lenguaje espeluznante de los últimos tiempos es “NORMAL”, los ejecutados, del día, los encajuelados de hoy, los violados de ayer, los suicidios de mañana, los levantones de todos los días, los desaparecidos de siempre, son entre otras muchas; palabras que antes y siempre tendrían que causar pavor, y que sin embargo ahora son tan domesticas y naturales que es inaudito con que tolerancia y costumbre las manejamos.

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Por otro lado y en ese mismo tenor, los muchachos, ya no saludan, ni al que llega ni cuando llegan; ni se despiden, ni piden permiso para entrar o salir, ni para pasar,(si les estorbas te arrollan antes que decir con permiso), bueno; si estornudas no te dicen “salud”, por qué?, para que?, que tiene de malo? Y por que lo tendría que hacer o dejar de hacer” argumentan.
Y es que simple y sencillamente, se los dejamos de enseñar, de pedir y hasta de exigir, que flojera nos da “el estar lidiando”, con muchachitos que por supuesto, ni quieren, ni les importa y creen que ni lo necesitan, ser educados y reformados. Antes nos enseñaban que las opiniones de los adultos eran importantes y respetadas, no importaba si los conocíamos o no, si eran nuestros familiares o no, tenían la autoridad moral solo por ser mayores de hacernos observaciones o reprendernos si cometíamos alguna falta, y también nos enseñaban a querer cuidar nuestra imagen y reputación, no nos atrevíamos a fumar o beber en público y menos delante de algún adulto, (aunque este fuera desconocido) y cuidábamos nuestra forma de hablar sin groserías ni vulgaridades en la calle, lugares públicos o transporte colectivo, por supuesto con esto nos hacían buscar la aprobación, el reconocimiento, el apoyo y hasta el amor de los adultos, y aprendimos que para conseguirlo se tenía que acondicionar nuestra actitud a un sinnúmero de reglas socio familiares, religiosas, políticas y de todo tipo, eso nos frenaba, nos inhibía pero finalmente nos protegía.
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A nosotros los que ahora son “adultos mayores”, nos llenaron de innumerables “debes de” y “tienes que” y aunque nos parecía el colmo y no lo entendíamos, aprendimos a aspirar a determinada posición socio económica, eso nos hizo esforzarnos y desarrollarnos, entonces, no fue tan malo.
Ahora todo eso ya vale poco o nada, hemos hecho a nuestros hijos irrespetuosos y malagradecidos, ni siquiera valoran o agradecen que se les haya dado la vida. Son sumamente, extremada y excesivamente dependientes, los hemos convertido en parásitos, no saben hacer nada, no tienen oficio ni beneficio, los volvimos con nuestra tolerancia a sus majaderías, en casi delincuentes con anuencia paterna, veamos; nos retan, nos amenazan, nos chantajean y manipulan, nos dejan de hablar, o se hacen los enojados para que no les digamos nada, se nos plantan, nos contestan, nos retan y hasta llega a ver casos en que los padres son agredidos físicamente por mozalbetes irrespetuosos y mal nacidos, y todo esto a sucedido por facilitarles la vida y por supuesto nosotros como padres, ya no sabemos ni que pensar, ni que hacer, ni que sentir, aparte de tristeza e impotencia, y así hemos quedado; inmovilizados, bloqueados, no sabemos que hacer; y esto nos llena de culpas, resentimientos, inseguridad y temor, que son las razones por las sentimos que no alcanzaremos nuestra realización familiar, y sentimos que está en riesgo nuestra estabilidad personal y por supuesto el futuro de nuestros hijos y con el de la sociedad.
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… ¡Y que se sientan orgullosos de ello!, es increíble.
Es evidente que tenemos que hacer algo, es imprecindible que hagamos un alto y nos replantemos nuestra forma de pensar, de actuar y de vivir, como individuos, en nuestro núcleo familiar, social y en nuestra comunidad, no podemos cruzarnos de brazos, tendremos que entender que o cambiamos o nos acabamos, por todo ello…




Acción es la palabra mágica, entonces, entendamos que…
Así, construimos nuestro presente, con las grabaciones, pensamientos y actitudes de todo nuestro pasado plagado de errores, de los que nos culpamos y culpamos a los demás.
Al resentirnos (sobretodo con nosotros mismos) nos hacemos la vida difícil, pues pretendemos juzgar y castigar nuestros errores en vez de corregirlos. De la misma manera, proyectamos hacia el futuro los errores de nuestra vida pasada, que nos causan penas, culpa, vergüenza y rencores, y nos hacen ver el futuro con temores, preocupación, ansiedad y desilusión.
Lo indicado para perdonar y olvidar nuestros errores del pasado será: revalorarnos, aceptarnos, apreciarnos y amarnos; aprender a vivir en el presente, saber que valemos.



Y recuerda…
Hay Cuatro cosas hay que no vuelven:
La flecha arrojada.
La palabra ya dicha.
La oportunidad desperdiciada.
La vida pasada".